06/10/2024
Mónica Bello: “La ciencia y el arte pueden desaparecer fácilmente”

Fuente: telam
La curadora española, directora de arte del Centro Europeo para la Investigación Nuclear, dialogó con Infobae Cultura sobre la necesidad de una ética en la Inteligencia Artificial, entre otros temas
>El Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) es una organización conformada por 22 Estados, situada en Suiza, donde se opera el laboratorio de física más grande del mundo. Allí pasa sus días la española Mónica Bello, como directora del departamento Arts at CERN, desde donde se llevan adelante proyectos que ingresan a la ciencia desde el arte.
Además de su su rol en el Arts at CERN, donde coordina las residencias artísticas y organiza exposiciones que exploran estos vínculos interdisciplinarios, también reflexionó sobre la necesidad de un uso ético de la Inteligencia Artificial para que no quede “en manos de las corporaciones”, la propaganda que generó desconfianza en la ciencia bajo premisas como que ”no nos va a salvar de llegar a fin de mes” y los diferentes caminos que toman los artistas en la práctica, entre otros temas.
La presencia de Bello cierra el ciclo de visitas 2024 de Presente Continuo, que anteriormente contó con la artista mexicana — ¿Qué es el CERN?
— ¿Cómo es el trabajo de una curadora de arte allí?
— ¿Cómo es el día a día?
— Es muy importante, porque para tener un impacto en la práctica artística se debe adquirir un lenguaje y entender desde el experimento hasta la comunidad, o cómo se conforma esa comunidad, de dónde vienen, cuáles son sus caras, qué idioma hablan. Cómo se relacionan todos los aspectos sociales en un laboratorio y cómo pasan sus días. Entonces yo y mi equipo lo que hacemos es pasar mucho tiempo con los científicos y las científicas. De hecho, creo que somos los que más visitamos los experimentos y los que estamos más atentos a lo que está sucediendo.— Eso es importantísimo, porque cuando seleccionamos artistas a través de las propuestas que nos envían, que lo hacemos a través de procesos de selección, entre las preguntas más importantes están “¿somos capaces?”, “¿tenemos las competencias para responder a aquello que nos están preguntando?” Es una disciplina de la física muy determinada por la experimentación y la teoría, pero que está en un rango de investigación muy concreto. Entonces muchas veces tenemos propuestas que se derivan a la física de materia condensada, a la astronomía, a la astrofísica. También tenemos mucha conciencia de que la ciencia tiene que estar más próxima a nuestra práctica, el día a día, y ese es uno de nuestros objetivos. La ciencia es cultura contemporánea. Entonces tratamos de trabajar de una manera muy honesta, con la ciencia desde la simplicidad, con precisión, y saber con qué artefactos podemos hacer las cosas.
— Decías que la ciencia es cultura contemporánea, ¿a qué te referís y cómo ingresa el artista en esa construcción?— Claro. Y si bien la carrera entre científico y artista, ambos tienen algo en común, un motor originario: la curiosidad. Entonces, ¿cómo se logra que dialoguen y para que encuentren puntos en común?
— Bueno, tienen conocimientos diferentes, pero las cabezas se parecen mucho. Eso me parece sorprendente. Muchas veces los artistas están muy formados, saben muchísimo de ciencia, de física, de partículas incluso. En nuestro caso no hacemos una residencia, el artista no se sienta en un estudio a pensar, a reflexionar. Puede ser que suceda si necesita hacerlo para su práctica, pero normalmente cuando estás en el CERN lo que hacemos es proponer un programa derivado de la propuesta del artista y a partir ahí le invitamos a hacer cosas, ya sea conversar con científicos de distintas áreas de física teórica, de aceleradores, de ingeniería civil, incluso de ingeniería informática. Hay muchísimos perfiles, algunos visitan experimentos, instalaciones y ya no solo los grandes.Hay proyectos artísticos que tardan muy poco en formarse, que es algo excepcional y extraordinario, y hay otros a los que esperamos durante años y eso está bien, porque no es sencillo aterrizar en un lugar como el CERN y producir algo rápido.
— Por lo que comentas, hay diferentes maneras de abordar el trabajo artístico, ¿cómo los describirías?— ¿Cómo es la relación del artista con la “máquina”?, ¿es eso lo suele resultarle más atractivo de la propuesta?
Hay artistas que se centran en la historia que la ciencia nos cuenta. Por ejemplo, en lo que vemos en los archivos. Hay una pregunta muy interesante que ha surgido hace unos años, que es “¿qué significa una imagen?”. La concepción de la imagen se ha transformado y obviamente la ciencia ha hecho que, lo que nosotros concebíamos como una imagen, ya no lo sea. Entonces, esta es una pregunta que parte de la tecnología sin tocar la tecnología, el tema de la representación y el artefacto, experimento e imagen. Después hay muchos artistas que se interesan por la parte teórica de la física. Entonces, nuestro marco es de arte, ciencia, tecnología y sociedad, pero de una manera muy heterogénea.
— No lo veo de manera binaria. Creo que se formalizará. Lo que sí sé es que tiene mucho que ver con el desarrollo de las tecnologías. Estamos alcanzando unas cotas casi imposibles de uso y manipulación de la información que va más allá de nosotros. Antes producíamos algo y ahora algo produce lo que después nosotros tratamos de entender. Creo que tenemos que se cautos con cualquier tecnología, en la parte ética, el deseo de la tecnología, esta fascinación. Tenemos el ejemplo de hace no tan pocos años con la bomba atómica, la bomba de hidrógeno, que generó una fascinación absoluta alcanzar esas cotas energéticas. ¿Y qué sucedió? Bueno, pues es posible que tengamos que poner un límite. A mí quizás lo que más me preocupa en este sentido, más que el día a día del fenómeno aislado de la Inteligencia Artificial, es que queda en manos de las corporaciones, a las que no les importa nada que estén muriendo niños en Gaza, que no les importan los derechos humanos. Hoy en día sabemos que somos puros números dentro de un gran aparato post capitalista. Ahí es donde yo me preocupo.
— No soy una especialista en el tema. Parece que en Europa se están diciendo ciertas cosas. A principios de este año apareció un artículo en The Financial Times que incluso habló del CERN como aquello a lo que se debería aspirar cuando se gesten estos proyectos públicos de Open Science, sobre todo guiados por la ciencia o por procedimientos de ciencia abierta, para que no quede en manos de los malos. Decía que hay modelos existentes que han probado que la ciencia tiene que tomar partido por la ética. El CERN es un gran ejemplo porque después de la Segunda Guerra Mundial, Europa había colapsado y estaba en un momento en donde tenía que reconstruirse. Y fue una iniciativa de la UNESCO para que la ciencia fuera siempre pública y abierta y generara conocimiento, en un momento en donde se escribió la Declaración de los Derechos Universales. Los países fundadores contribuyeron con su presupuesto durante muchos años para que la ciencia nunca tuviese ese fin militarista que tuvo durante la época de la bomba. Entonces, quizás ahí lo que deberíamos tratar de imaginarnos son modelos que nos separen de ese lugar donde todo vale, en el que todo es un producto.
— Claro. La teoría del poder de las transnacionales sobre el Estado-Nación es un fenómeno que se analiza desde los ’80. El reciente — Sí, no hace tanto tiempo nos parecía normal que los gobiernos pusieran freno. Ahora ya no.— Sí, tiene mucho que ver con la falta de confianza en el otro. A mí me preocupa. Y quizás ahí es donde el arte y la ciencia se encuentran en un lugar común, donde son vulnerables a este tipo de procesos sociales extrañísimos que son fruto de propaganda, desde luego; se encuentran en ese lugar marginal en donde rápidamente podrían desaparecer. Un lugar en los bordes sociales. ¿Por qué? Porque de cierta forma puedes pensar que es conocimiento inútil, que no es aplicado, no nos va a salvar de llegar a fin de mes o esas cosas. Y sí, se hace mucha propaganda en torno a eso de una manera explícita. Tiene que ver con un nuevo clasismo, una nueva conciencia de clase. En Europa es evidente que va hacia la Far Right (extrema derecha) y todas estas tendencias que siempre han estado ahí, esperando estos momentos propicios. Yo creo que la falta de confianza en la ciencia está inspirada por esas ideas conspiratorias en donde no se entiende o no se quiere entender, no se buscan los vehículos, las formas para entenderlo. Yo creo que el arte puede ayudar muchísimo. El arte de esperanza, y la ciencia también. Cuando uno se imagina ciertas cosas que un científico, una científica, están creando y formulando, yo creo que nos da esperanza hacia el futuro. Esperanza humana. En la ciencia hay una ética, una sensibilidad ética muy particular de la que podríamos empaparnos y para creer en un valor común. La ciencia es universalista también. Eso es muy interesante porque el universalismo parece una cosa muy trasnochada. ¿Podríamos volver a una idea universalista del conocimiento? Tenemos en nuestra sociedad un grave problema de confianza. Entonces, la ciencia y el arte pueden desaparecer fácilmente.
— Sí. Yo creo que los artistas siempre han estado muy pendientes de estas cuestiones. Normalmente la ciencia se ve como un poco fuera de estos dilemas. Pero el conocimiento que tenemos hoy en día ha sido una acumulación de esfuerzos que han ido modificando nuestros comportamientos. ¿Pero cuánta gente sabe que lleva un detector de partículas en la mano? A fin de cuentas, un smartphone es eso. Hay tantas aplicaciones en la física, en los objetos cotidianos, que nos sorprendería tanto. Y es algo que no te va a ayudar a llegar a fin de mes, pero te fomenta la curiosidad.
— Bueno, el arte tampoco ayuda a llegar a fin de mes, pero también tiene esto de fomentar la curiosidad, de generar preguntas, sensaciones. En ese sentido, me parece, son hermanas y si lo pensamos desde una perspectiva historicista desde las primeras representaciones humanas en las cavernas, ciencia y arte están completamente ligadas. Lo que llamamos arte rupestre no es otra cosa que la aplicación de un saber científico, como haber descubierto un pigmento.— Si tuvieras que recomendarle a un estudiante que estudie arte y/o ciencia, ¿qué le dirías?
Fotos: Rodrigo de la Fuente/Fundación Bunge y Born
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