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09/10/2024

Cómo fue el reencuentro en prisión de los hermanos Menéndez después de estar 21 años separados

Fuente: telam

Lyle y Erik llevaban años pidiendo estar en la misma cárcel, buscando superar el aislamiento y la distancia impuestos como medida de seguridad

>Era septiembre de 1996 y en las entrañas de la cárcel de Los Ángeles, un grito desesperado rompió el silencio. La separación de los hermanos fue la conclusión lógica de un juicio que había mantenido en vilo a Estados Unidos. Acusados por el brutal asesinato de sus padres, José Menéndez, un poderoso ejecutivo de la industria musical, y Kitty Menéndez, ama de casa, los hermanos fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

El sistema penitenciario californiano decidió que lo más prudente era mantenerlos en cárceles separadas, con el objetivo de evitar una posible alianza entre ambos y prevenir cualquier intento de fuga o maniobras judiciales.

Sin embargo, lo que las autoridades veían como una medida de seguridad fue para los Menéndez una condena extra, casi más insoportable que la reclusión misma. Lyle fue enviado a la Prisión Estatal Mule Creek en el norte de California, mientras que Erik pasó por varias instituciones antes de ser trasladado a la Prisión Estatal Richard J. Donovan en el sur del estado en 2013. “Pensé que iríamos a la misma prisión”, confesó Erik, recordando ese día confuso en el que los separaron. Lo que siguió fueron 21 años de soledad, años en los que ambos lucharon no solo por sobrevivir en prisión, sino por reencontrarse.

El crimen cometido por los hermanos Menéndez fue de una magnitud que sacudió los cimientos de la opinión pública en 1989. La noche del 20 de agosto de ese año, Lyle y Erik, de 21 y 18 años respectivamente, dispararon a quemarropa a sus padres mientras estos veían televisión en su mansión de Beverly Hills, valorada en 5 millones de dólares. Los cuerpos de José y Kitty Menéndez fueron encontrados desfigurados por los disparos, lo que en un primer momento condujo a las autoridades a pensar en un ajuste de cuentas o en un crimen relacionado con el mundo corporativo en el que José se movía.

El jurado, sin embargo, no llegó a un veredicto unánime en ese primer juicio. Tras un segundo proceso judicial en 1996, los hermanos fueron finalmente declarados culpables de asesinato en primer grado. La condena fue ejemplar: dos cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional. Y aunque pidieron reiteradamente ser recluidos en la misma prisión, sus peticiones fueron rechazadas. La razón oficial: la posibilidad de que, juntos, pudieran representar un riesgo para la seguridad de las instituciones.

La separación fue devastadora para ambos. Lyle, el hermano mayor, se sintió responsable por no poder proteger a Erik en prisión, y esto se convirtió en una carga emocional que lo acompañó durante más de dos décadas. “Temía no poder protegerlo. Sentía que una parte de mí estaba al otro lado del estado”, confesó Lyle en el documental de Netflix. Erik, por su parte, llegó a iniciar una huelga de hambre en los primeros días tras su separación, como una forma desesperada de protestar por la distancia impuesta.

En abril de 2018, tras múltiples peticiones y recursos legales, que el sistema penitenciario californiano accedió finalmente a reunir a los hermanos en la Prisión Estatal Richard J. Donovan, en el sur de California. “Sentí que, finalmente, tenía una oportunidad de sanar”, dijo Lyle en el documental, evocando el día en que volvió a ver a su hermano después de 21 años de separación.

El reencuentro fue un momento lleno de emociones. Erik describió la escena con una mezcla de incredulidad y alegría. “El poder abrazar a mi hermano después de tanto tiempo fue abrumador. No podía creerlo”, declaró Erik, emocionado. “Era pura felicidad”.

Hoy, los hermanos Menéndez, a pesar de estar recluidos de por vida, aseguran haber encontrado una cierta paz al poder verse todos los días. Lyle comentó: “Lo veo todos los días y hablamos mucho. Hemos vuelto a ser muy cercanos. Me llevó 21 años”.

El caso de los hermanos Menéndez sigue siendo uno de los crímenes más impactantes y debatidos en la historia reciente de Estados Unidos. Pero para ellos, la verdadera victoria no ha sido la legal, sino la humana: el poder estar juntos nuevamente.

Fuente: telam

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