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14/05/2025

El trasfondo científico de El Eternauta: desde los cinturones de Van Allen hasta la nieve tóxica

Fuente: 1747234801

La serie, que fue un éxito en Argentina y en el mundo, plantea fenómenos ficticios, pero vinculados a la ciencia, como el campo magnético de la Tierra representado como posible detonante del apocalipsis. Qué ocurre en la realidad

>Desde su estreno el 30 de abril, la serie La serie explora temas como la radiación cósmica y la inversión de polos magnéticos. Estos conceptos, aunque forman parte de la ficción, se basan en principios científicos reales.

La Tierra está rodeada por un campo magnético masivo conocido como la magnetosfera, una región que la distingue de otros cuerpos rocosos como Marte y Venus. Generada por las dinámicas en el núcleo terrestre, protege al planeta de las partículas cargadas proveniente del viento solar y la radiación cósmica. “Estas partículas atrapadas forman dos cinturones de radiación, conocidos como Cinturones de Van Allen, que rodean la Tierra como enormes rosquillas”, explican desde la NASA. Estas estructuras funcionan como un escudo al desviar material dañino para que no logre alcanzar la superficie terrestre.

Mientras que la trama es totalmente ficticia, el concepto de perturbaciones en el campo magnético terrestre tiene bases reales. Un ejemplo destacado fue Starfish Prime de 1962, una prueba nuclear llevada a cabo a gran altitud que generó espectaculares auroras artificiales sobre Hawaii y causó daños a satélites debido a la dispersión de partículas radiactivas.

El fenómeno de la inversión de los polos magnéticos, por el cual los polos norte y sur intercambian posiciones, es un evento real y documentado en el registro geológico del planeta. Esto es representado en la serie a partir de brújulas que no funcionan y, por ende, no son capaces de indicar correctamente el norte.

Aunque la ficción puede dramatizar estos eventos, los registros paleomagnéticos, conformados por evidencias geológicas que capturan las orientaciones del campo magnético terrestre en rocas antiguas, sugieren que las inversiones de polos suceden periódicamente a lo largo de miles o incluso millones de años, sin consecuencias inmediatas para la vida en la Tierra. Durante estos acontecimientos, “el campo magnético se debilita, pero no desaparece por completo”, resaltan desde la NASA.

Además de las explicaciones relacionadas con los cambios magnéticos, El Eternauta aborda los peligros de la radiación a través de la nieve que mata al entrar en contacto con cualquier ser terrestre. Este fenómeno ficticio, y llevado a un extremo, podría remitir a eventos reales causados por pruebas nucleares, como las lluvias radiactivas.

“La detonación de armas nucleares en la superficie envía materiales radiactivos a la atmósfera hasta 80 kilómetros de altura. Las partículas grandes caen al suelo cerca del lugar de la explosión, pero las partículas más ligeras y los gases viajan a la atmósfera superior. Las partículas que son arrastradas a la atmósfera y caen de vuelta a la Tierra se denominan lluvia radiactiva”, manifiestan desde la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).

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