30/06/2025
“Sáquenlo, tal vez tenga un cuchillo”: el momento de máxima tensión que se vivió durante un partido en Wimbledon
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La kazaja Yulia Putintseva acusó a un espectador durante el duelo que perdió ante Amanda Anisimova y tuvo que intervenir la seguridad del Grand Slam
>La cancha 15 de Wimbledon vivió momentos de tensión este lunes cuando Yulia Putintseva, visiblemente alterada, exigió la expulsión de un espectador. “No jugaré hasta que se vaya. Esta gente es peligrosa, está loca”, le señaló al juez la tenista kazaja, mientras señalaba a un hombre vestido de verde. “Sáquenlo, tal vez tiene un cuchillo”, argumentó.
La reacción de Putintseva, quien llegó a ser vista llorando durante el enfrentamiento, generó una rápida respuesta de seguridad. El árbitro informó a los responsables del torneo sobre el sujeto señalado, lo que llevó a una investigación inmediata. Aunque los organizadores del All England Club aseguraron que “el asunto fue resuelto”, el impacto emocional en la jugadora fue evidente, abandonando rápidamente la cancha al finalizar el breve encuentro de 45 minutos.
Por su parte, Anisimova hizo referencia al incidente tras el partido, indicando que el espectador señalado “parecía decir algo cuando (Putintseva) estaba a punto de sacar”. Si bien manifestó su certeza en las medidas de seguridad del torneo, estas declaraciones refuerzan la necesidad de garantizar un ambiente más confiable tanto para los jugadores como para los asistentes.
Al finalizar el encuentro, ambas se acercaron a la red para estrecharse la mano. A pesar de la aparente calma, la tensión era palpable. El apretón de manos, breve y relajado, no convenció a la griega, quien expresó su descontento de manera directa. Fue cuando Sakkari le pidió a su rival que actuara “como un ser humano”. La situación escaló rápidamente cuando la kazaja, visiblemente molesta, le indicó a su adversaria que se alejara, acompañando sus palabras con un gesto inequívoco. La discusión llegó a un punto que la helénica le gritó a Putintseva ante todos los presentes: “¡Nadie te quiere!”.
Esta vez, la llamativa incidencia se dio en Wimbledon, conocido no solo por su tradición sino también por el riguroso control sobre el comportamiento del público, ahora enfrenta un renovado escrutinio en torno a su capacidad de respuesta frente a situaciones de emergencia. El lunes terminó con un marcador que pocos discutirán, pero dejó tras de sí preguntas que irán más allá de lo deportivo.Raducanu, de apenas 22 años, había sido víctima de un hombre que la siguió a través de cuatro países, apareciendo en torneos de Singapur, Abu Dabi, Doha y luego Dubái, donde le entregó una carta perturbadora. Este individuo fue posteriormente vetado de eventos internacionales, incluida la edición actual de Wimbledon, tras intentar adquirir entradas. La seguridad, ahora más que nunca, parece estar bajo el ojo público en uno de los torneos más prestigiosos del mundo.
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