Miércoles 5 de Noviembre de 2025

Hoy es Miércoles 5 de Noviembre de 2025 y son las 04:33 -

16.5°

InfoClima

04/11/2025

¿Intervención o liberación de Venezuela por parte de Estados Unidos?

Fuente: 1762306798

Pelear contra sátrapas que construyeron su poder sobre la corrupción y el terrorismo de Estado no es un trámite

>La respuesta cambia según quién la dé: para un izquierdista será intervención; para alguien de derecha, liberación. Pero las etiquetas no explican la realidad.

El presidente norteamericano, por supuesto, no decide sobre la marcha. Detrás hay hipótesis calibradas, cálculos de riesgo y una masa crítica de información que no se hace pública. Mucho de lo que ocurre hace rato es invisible: operaciones conjuntas, seguimientos, interceptaciones y sanciones que se ensamblan para producir efectos concretos. Esa inteligencia acumulada es, muy probablemente, la base de las acciones que veremos en los próximos días (y de algunas que, sinceramente, ya se están produciendo).

Y sí: mucha gente en la región y en Venezuela siente -con razón- que pidió auxilio durante años y que ya no tiene margen para la paciencia. Los han pulverizado con esa metodología y colaboración “generosa” de los cubanos. Los derechos humanos desaparecieron allí, así que los que se pongan hipersensibles en la forma de recuperación de los mismos son iguales a un médico que abre un paciente y cree que llevará adelante una operación de vesícula curricular y resulta que advierte una metástasis total: la operación será grave y compleja. En esta segunda opción estamos. Por supuesto lo sabemos todos, pero los moralistas de tertulia se creerán Demóstenes y levantarán su dedo acusador.

No puedo evitar señalar lo discordante de la reacción de algunos actores regionales. La presidenta de México, por ejemplo, dejó una imagen tibia y contradictoria frente a una mujer como María Corina Machado que arriesgó su vida en esta causa; una postura que resulta difícil de defender desde la coherencia política y la empatía femenina. La política no permanece ajena al gesto humano; a veces, la omisión dice más que la palabra.

Sobre el liderazgo post-dictadura no soy ingenuo: la transición será difícil. Sostengo, sin embargo, que esa transición debería impulsar un gobierno legítimo y eficaz que respete la ley y encabece la reconstrucción. Muchos venezolanos apostaron por María Corina Machado con un presidente electo como Edmundo González Urrutia; esa apuesta popular es el vector de paso hacia la democracia recuperada. La tarea es reconstruir instituciones, afianzar gobernabilidad y atraer la inversión para dotar de trabajo a la nación. Ese círculo virtuoso en un país depredado no es de un día para el otro y no estará plagado de desafíos. Hay que saberlo porque no se ingresa de un día para el otro al paraíso. Y más en un continente de democracias violentas como no conocimos hace mucho tiempo.

A quienes me acusarán de imperialista o de subordinado: vivan la contradicción conmigo. Prefiero mil veces una discusión pública con todas sus aristas que la prisión hedionda en la que se tuvo a una nación. Admito críticas y las recibiré; no obstante, sostengo que, hasta ahora, el tablero no ofrecía mejores jugadas. ¿O alguno de veras ofreció hace décadas alguna solución? Puro palabrerío, retóricas, quejas, golpes en el pecho pero los venezolanos siguen presos y muertos de hambre. ¡Ya basta de cinismo!

Hay aspectos que no se cuentan fácilmente: el mapeo de corrupción del régimen es vasto y todavía sorpresivo. Casos como el de Carvajal son apenas la punta del iceberg. Cuando se conozca el entramado completo -la red de cómplices, los negociados, las rutas del dinero- muchos entenderán el grado de depredación que sufrió Venezuela y también la necesidad de que esa verdad llegue a la Justicia.

Concluyo con una idea simple y potente: la liberación no es un carnaval de banderas ajenas ni un nuevo imperialismo; es la restauración de la soberanía del pueblo venezolano. Nada justifica a los narcoterroristas ni el autoritarismo que ellos consagraron. Y si la comunidad internacional debe intervenir -con límites, con ley, con cuidado- que lo haga para devolver la patria a sus legítimos dueños: los venezolanos. Porque por más análisis geopolíticos que hagamos, no hay dialéctica que valga frente al rostro de una madre que no tiene cómo alimentar a sus hijos. Ver a esas mujeres venezolanas elevar la voz sin nada que perder nos ubica en el terreno de la verdad: ya basta.

La transición será compleja, dolorosa y larga. Pero prefiero apostar por la reconstrucción que por el statu quo del saqueo. Y que nadie piense que la historia se quedará callada: cuando se enciendan las luces sobre las redes de corrupción y sus cómplices, serán muchos los que intentarán esconderse. No habrá almuerzo gratis. Y no habrá impunidad eterna.

Fuente: 1762306798

Compartir